Selva húmeda tropical: Daintree
Desde Cairns nos dirigimos al norte dejando atrás los kilómetros y kilómetros de plantaciones de caña y plátano para entran en la selva tropical. Dicen que cuando cruzas el río Daintree con la plataforma/ferry parece que entras realmente en zona salvaje y así fue. La carretera se estrecha, el asfalto está mas desequilibrado, hay algunos puentes todavía de madera, a cada costado de la carretera únicamente hay bosque o playa, esta más deshabitado… ummm…
Visitamos el centro de conservación Daintree Discovery Centre y aunque era muy interesante, los miles de mosquitos no nos dejaron visitarlo con la tranquilidad que se merecía y nos dieron su especial bienvenida con intensas picadas que todavía hoy sufrimos.
Después realizamos algunas excursiones por diferentes partes del Daintree, lo cual nos permitió ver un montón de arañas, lagartijas, lagartos, ranas, cangrejos, y hasta casuarios, que es una especie de avestruz que solo se encuentra en esta parte de Australia y Papúa Nueva Guinea.
Dormimos en un albergue bastante peculiar que estaba en medio de la selva y así, por la noche, podíamos disfrutar (¿o no?) de todos los sonidos de la selva. ¡Ah! y también pudimos bañarnos… pero no en una de las bonitas playas del Cabo Tribulación, sino en las piscinas que formaba el río y donde Joseba pudo de nuevo hacer de las suyas.
De vuelta, otra vez con la plataforma/ferry, pasamos a ver otra parte del parque que estaba más al sur: la garganta de Mossman. Es un espacio tradicional para la tribu indígena Kuku Yulanji y donde bañarnos fue un placer. Ya de regreso visitamos el famoso, y no se por que, Mission Beach… donde por la mañana nos bañamos dentro de una “stinger net” (red de medusas) y pudimos compartir el chapuzón con una manta de cola larga y rayada… uy, uy…